¡Tarde y noche mágicas! La del domingo 4 de agosto de 2024, vivieron 40.000 asistentes al Estadio Metropolitano Roberto Meléndez de Barranquilla. En la currambera fiesta de celebración de los 100 años de fundación del “equipo del alma” que se remonta al 7 de agosto de 1924 y gestara una soñadora mujer, del barrio Rebolo, Micaela Lavalle de Mejía. “Gracias Micaela” por este amor tan insoportable”, se puede leer en un simbólico trapo que se levanta en una de las graderías del monumental estadio barranquillero.
El Metropolitano se vistió con sus mejores galas, repleto de una audiencia Rojiblanca que mostró la catadura alegre y festiva de la estirpe caribe que hermana a toda la gente de la costa atlántica, en un sentimiento unánime, “juniorista a morir”. ¡Sin par!
El equipo Junior es por antonomasia el “Equipo de la Costa”, tal lo considera el mundo deportivo cachaco, no obstante, la existencia de otros clubes en la región. Institución “emblemática” de la Puerta de Oro de Colombia. Los barranquilleros y costeños en general, sin distingos, tienen un mismo sentir, un sentimiento común por los colores rojo azul y blanco que identifican al onceno de sus amores.
“A Junior, tu papá, se respeta”, decía el gran Edgar Perea.
Emocionado, con los “pelos de punta”, quedé ante el Impresionante fervor juniorista, cuasi religioso, que pude apreciar cuando la feligresía congregada en su templo sagrado del Roberto Meléndez entonaba a capela, una y otra vez, las notas de la hermosa canción “Quiéreme Siempre”, que grabara inicialmente la Orquesta Aragón de Cuba. Convertida en ritmo de salsa, por la banda de la Barra los Kuervos (Tribuna norte), ha sido escogida por la hinchada local – ferviente amante de la salsa como es – uno de sus himnos preferidos al momento de agitar las banderas cada vez hace presencia en el Metropolitano. Quiéreme Siempre es una especie de declaración amorosa que la gente entusiasmada le hace a la “Querida de Barranquilla” como consideraba el escritor Álvaro Zamudio al histórico equipo ñero.
Para elaborar esta crónica escudriñé, por internet, muchas notas periodísticas que daban cuenta de la ceremonia realizada para la celebración centenaria. “Sabor amargo”, “sabor agridulce”, “opaco centenario”, “centenario aguafiestas”, fueron algunas de las expresiones, repetitivas en diversas publicaciones, que encontré titulaban lo sucedido este domingo de agosto. Con visión más futbolística que estética, más pesimista que alentadora, los periodistas que así escribían no alcanzaron, en mi parecer, dimensionar la trascendencia de la congregación multitudinaria que se dio en esa noche mágica. Es mi opinión, de medico seudo sociólogo, que la exhibición de las diferentes reacciones emotivas que ofrece la concurrencia en un estadio es digna de observar, en veces, más que la contienda deportiva. El encuentro con tanta y diversa gente puede producirnos mayores complacencias que la misma competencia futbolística.
La belleza artística, el escenario multicultural que vieron mis pupilas al vislumbrar el panorama multicolor de la pirotecnia de fuegos artificiales, la novedosa acción de los drones que dibujaron sobre el cielo panorámico de Barranquilla los símbolos distintivos de la escuadra diez veces campeona; la muestra de diversas camisetas, que ha lucido a lo largo de su historia, desde la blanca del Juventud Junior, en sus inicios, hasta la de rayas azul y blanco de esta fecha magna, desparramadas a lo ancho y largo del coliseo de la ciudadela 20 de julio; la bandera de 10 kilómetros, la más grande del mundo, que supera a la de casi ocho kilómetros que luciera el River Plate de Argentina en 2012. El espíritu carnavalero, de nuestra idiosincrasia, no podía estar ausente y en las voces jacarandosas del Checo Acosta y Juan Piña dieron el toque musical preciso a un fiestonón nunca visto en ningún escenario del país.
“Siempre juntos” debe ser consigna a seguir, enseñanza gratificante de esta conmemoración. No solo por el seguimiento de la divisa rojo y blanco del cuadro tiburón, sino también, en todo lo que tenga que ver con la ciudad que representa en el ámbito nacional.
Para mi gusto el partido de futbol contra el equipo Alianza FC fue lo de menos, su resultado (empate) poco me importa. Así, el junior hubiera perdido en nada opacaba la majestuosidad de un evento sin igual. Grandioso. Pone a Barranquilla en lo alto y encumbra como una ciudad grande, digna depositaria de una ancestral cultura deportiva que tiene en el equipo Junior a su más excelso exponente. El comportamiento respetuoso y ordenado de su afición fue ejemplar para seguir siendo considerada la “Casa de la selección”.
A mi lado, gozando lo estupendo del festejo tiburón, se encontraba el doctor Waldo Henríquez Barraza, médico pediatra, recién llegado de los Estados Unidos en donde reside. El doctor Henríquez, asistió a cuatro de los seis partidos en que participó la selección Colombia en la reciente Copa América 2024. Testigo, por lo tanto, de los hechos bochornosos que en esta competencia se presentaron. Ferviente fanático del balompié ha presenciado clásicos de los equipos de futbol de mayor prestigio en Europa y América. Fascinado y complacido me comentó que jamás había tenido la oportunidad de contemplar una celebración tan bonita, tan maravillosa como la vivida en esta ocasión.
“Siempre juntos” fue llamativo eslogan que en esa velada fantástica asomó por el cielo estrellado de Barranquilla, entre los diversos artificios luminotécnicos que se dieron por la acción dibujante de los drones.
“Siempre juntos” debe ser consigna a seguir, enseñanza gratificante de esta conmemoración. No solo por el seguimiento de la divisa rojo y blanco del cuadro tiburón, sino también, en todo lo que tenga que ver con la ciudad que representa en el ámbito nacional. La capital del Atlántico necesita que sus seguidores se pongan, también, la camiseta y con la misma pasión juniorista, se llenen de entusiasmo en la defensa de los grandes intereses de una urbe que aspira salir triunfadora ante los difíciles retos que debe enfrentar.
Viva el Junior de curramba… Junior campeón
Viva el Junior de Barranquilla… Junior campeón