Tomás “El Trinche” Carlovich, un espigado volante argentino, hace apenas unos días, mientras manejaba su bicicleta nueva en una calle de la zona oeste de Rosario, fue asaltado y golpeado en su cabeza por un maleante y ese desatino ha sido considerado mucho más que una tragedia; acabar estúpidamente con esa leyenda viviente.
La revista deportiva El Gráfico lo describió así: «Tuvo su estilo: era un volante central elegante, virtuoso y algo displicente. De ritmo lento, pero de razonamiento inversamente proporcional a su andar. Carlovich es algo así como el máximo exponente del arco lírico del fútbol argentino». A Menotti, Pekerman, Bielsa y la bohemia rosarina, se les puede ver en un video explayándose en elogios sobre él. Y aunque el crack habla en esa nota con cierto dejo de nostalgia, que podría uno suponer que quizás estaba arrepentido, no ocultaba para nada su felicidad por esos asados con sus amigos; dicho en sus propias palabras: “La verdad es que yo no tuve más ambición que la de jugar fútbol, y sobre todo, de no alejarme mucho de mi barrio, de la casa de mis viejos y de estar con el Vasco Artola, uno de mis mejores amigos”.
Jorge Alberto González, un futbolista salvadoreño, mejor conocido como “El mágico” González, por decisión propia y su carácter bohemio, no alcanzó relevancia mundial. Estando en Barcelona, en 1982, Diego Armando Maradona lo definió de esta manera: “El Mágico es mejor que yo, pues yo vengo del planeta Tierra, mientras él es de otra galaxia”. El mismo González alguna vez dijo: “Reconozco que no soy un santo, que me gusta la noche y que las ganas de juerga no me las quita ni mi madre. Sé que soy un irresponsable y un mal profesional, y puede que esté desaprovechando la oportunidad de mi vida. Lo sé, pero tengo una tontería en el coco: no me gusta tomarme el fútbol como un trabajo. Si lo hiciera no sería yo. Sólo juego por divertirme”
Gabriel Batistuta, un potente goleador de la Fiorentina y la selección argentina, en cambio, cerca de su retiro, expresó: “A mí el fútbol no me gusta, solo es mi trabajo”.
En nuestra cultura la palabra fracaso se usa con demasiada frecuencia. Si pierdes un partido o un torneo o si no consigues un objetivo, ya te llaman fracasado. La medida tiene que hacerse al final de la vida, al final de toda una carrera.
¿Cómo se miden el éxito y el fracaso? Ser famoso, archiconocido, poderoso y rico no garantiza una sensación de triunfo. ¿Cuántas de las estatuas que vemos en los parques y avenidas, representan a personas realmente auténticas y plenas? En nuestra cultura la palabra fracaso se usa con demasiada frecuencia. Si pierdes un partido o un torneo o si no consigues un objetivo, ya te llaman fracasado. La medida tiene que hacerse al final de la vida, al final de toda una carrera. ¿Qué dejaste como legado, qué hiciste para mejorar la vida de los otros seres humanos y, sobre todo, cómo te sentiste, cómo lo disfrutaste mientras lo hacías? Mario Moreno, Cantinflas, no lo pudo haber expresado mejor: “Los seres humanos venimos al mundo a ser felices y a hacer felices a los demás”. Lo cierto es que muchos personajes, se han cuidado tanto de cumplir con la segunda parte del precepto, que se han olvidado de la primera.
Algunos famosos sufren dolorosamente la tragedia -porque es una tragedia- del Rey Midas: “Todo lo que tocan lo convierten en oro, pero no pueden disfrutarlo”. Conocemos historias de protagonistas del deporte y la farándula que terminaron aislados, en jaulas de oro, anhelando viejos tiempos, así como el Ciudadano Kaine evocaba a Rosebud, un pequeño trineo con el que jugaba en su infancia. Otros, después que pasaron sus épocas de gloria, recaen en el mundo real como si fueran ángeles expulsados del cielo. No se hallan en ningún lado, andan confundidos, sin saber de qué estrato son, ni cómo actuar en eventos que para la mayoría de las personas resultan normales.
Los que aspiran a ser futbolistas padecen con frecuencia de este trauma: Se entregan a la consecución de un sueño infantil que, les parece, es la única razón de su existencia. Y si no lo logran, por cualquier causa que haya sido, quedan dolidos, frustrados de por vida, y cargan con ese fracaso como un tatuaje maldito; no lo superan. Pero vayamos a estas cifras, que no son un dato menor: el profesor Hernando Arias, un licenciado de vasta experiencia en el fútbol y mucha documentación científica, nos dice que trabajar en el fútbol de formación, es prácticamente apostarle a una “pedagogía del fracaso” si se mide por los jugadores que llegan al fútbol profesional. Existe una estadística comprobada que solo el 0.07% alcanza el alto rendimiento. Es decir, está demostrado, que de 1.364 jugadores que fueron federados a los 12 años, solo uno (1) alcanzó la primera división. Peor en Colombia que apenas hay dos divisiones rentadas. Muchos, a los 20 años, tienen que ponerse a hacer otra cosa porque no hay cancha para tanta gente.
Entonces, ¿Por qué tanto drama? Si no cumples con tus sueños, no pasa nada. Ten por seguro que la tierra no dejará de girar, el sol volverá a salir todas las mañana y los pájaros no dejarán de cantar. Hay que seguir adelante, con alegría, con carácter, convencido de que hiciste lo mejor posible (si lo hiciste) y si no, ¿Qué más puedes hacer? Quizás la vida te esté mostrando nuevos caminos donde puedas transitar más resuelto y ser más productivo.
Ve tranquilo, que todos alguna vez soñamos con ser superhéroes, así como los de las viejas historietas que leíamos. Los superhéroes de ahora son los deportistas. Si no lo logras, no dejes que esa fantasía no cumplida te arruine el resto de la vida.
Mi admiración maestro, erick orozco desde valledupar.
Yo viví eso que usted ha escrito y en algún momento me negaba al FRACASO, después de pasar por el América de Cali estar en la mira de muchos cazatalentos como lo es usted mismo, vivir la experiencia de estar en un micro ciclo en selección colombia, ir a Italia a competir en un torneo intrrnacional prestado de América a un equipo de Barranquilla de empresarios como lo es atlético colombia… despues de vivir todo eso y por una mala decisión de adolescente una semana santa sin regreso a casa hogar…. después de dos años de suspensión sin poder estar en otro equipo por falta de mi pase deportivo, luego que por fin me lo entregaron (después de 2 años) como fuera quería llegar, toque muchas puertas, quería jugar como fuera, veía a mis amigos de la casa hogar jugando en la televisión y yo ??? Hice todo por jugar, muchos se aprovecharon de esto y me pidieron dinero con promesas de ayudarme y SOLO FUE ENGAÑOS, en fin hice todo para mi sueño… pero el tiempo se me paso para ese sueño y decidí emprender otro, mi preparación como persona. Hoy soy un profesional en administración de empresas, especialista en marketing. El fútbol vive conmigo y inevitablemente ese tatuaje que menciona me persigue a donde vaya cada vez que toco un balón. Hoy aprendí a darle las gracias a Dios por todo lo que me permitió conocer, los amigos que me dejó esta bella experiencia en mi vida.
GRACIAS MAESTRO POR ESTE ARTICULO.
Que acertado y bonito del escrito profe, es una realidad que tarde o temprano se debe asumir.
No me pasó, pero si a muchos jugadores que conozco
Palabras sabias de un sabio como solo el lo sabe espresar en el mundo de un futbolista que a pasado por ese tema, grande profesor Agustín garizabalo 🙏👍⚽❤️
Así es maestro, la vida sigue , hay que mirar al horizonte y nos daremos cuenta lo infinito que es, para escoger el camino, el cual será nuestro trasegar en la vida, saludos…un abrazo