¿Dónde están los escenarios deportivos y culturales de soledad?

Wensel Valegas

El ESTAR es una categoría de inicio al desarrollo humano.

M. Max Neef

Manfred MaxNeef, economista chileno, expone sus tesis sobre el desarrollo de las personas a Escala Humana, centrándose en satisfacer las necesidades axiológicas y existenciales de las personas, proponiendo que por encima del desarrollo económico de las ciudades y el referente del producto interno bruto está el bienestar de la gente, su calidad de vida. Para ello se requieren espacios necesarios y estratégicos, la posibilidad de contar con animadores que dinamicen un hacer cotidiano en la dinámica de la familia, la escuela, la comunidad y sus alternativas en el tiempo libre. El problema del espacio se contextualiza en la necesidad axiológica de ocio, que hace sinergia a partir de lo que genera su reflexión y acción: lo lúdico – recreativo, lo deportivo, lo cultural, lo educativo. Desde esta perspectiva, el espacio deportivo o cultural, construido a través de la vivencia o la virtualidad, permite el encuentro, la socialización, el ejercicio de la pluralidad, la toma de decisiones, el descubrimiento de la vocación y el talento, procesos de inclusión y desarrollo personal. Para ello se requiere una política de bienestar que contemple programas de acceso posibilitando el ejercicio y autodescubrimiento del talento. Pero para todo eso se requieren espacios deportivos y culturales contemplados en una política que busque satisfacer las necesidades humanas. Reflexionar sobre ello es la intención de este breve ensayo.

Los espacios para el juego, la recreación, el deporte y la práctica de la educación física, son los grandes ausentes en barrios e instituciones educativas del municipio. El cemento ha invadido y limitado la posibilidad de una cultura deportiva; la racionalidad económica invisibilizó los escenarios de la vida lúdica y dio paso al encauce de la explosión demográfica de una Soledad rebozada de múltiples problemas. Para los habitantes de la vieja Soledad, aquella Soledad de la memoria, nos permite evocar la voz del narrador de la novela La Peste, de Albert Camus, refiriéndose a la ciudad de Orán: La ciudad, en sí misma, hay que confesarlo, es fea”.  Entonces, le pregunto: ¿Qué piensa usted de Soledad como municipio obligado a brindarle trabajo, educación, salud, recreación, seguridad, bienestar, ejercicio de la ciudadanía, sobre cuando se ansía llevarla a la categoría de ciudad? Es una pregunta abierta que requiere muchas aclaraciones en aras de ser preciso y evitar ambigüedades. Por lo pronto, me detendré a explorar el mundo lúdico de Soledad, que tiene que ver con escenarios deportivos, parques, vías, ciclo rutas, gimnasios.

Cada día son menos los espacios que se tienen para el juego y los deportes, y que lo hacen a uno interrogarse: ¿Qué se hicieron los escenarios deportivos del pasado de los cuales nos vanagloriamos y por donde transitaron jugadores de fútbol como Fernando Fiorillo, Luis Villarreal, Rafael Reyes, Arturo Segovia, La Muñeca Donado, Bonifacio Martínez, Ovidio Moreno, Pocholo Herrera y un sinnúmero de jugadores? Las canchas: Club de Amigo, España, El Marañón, fueron trocadas por urbanizaciones, centros comerciales e instituciones gubernamentales. Igual sucede con muchas de las instituciones educativas que históricamente padecen la carencia de escenarios – INOBASOL, la institución más antigua del municipio es una de ellas – pertinentes para el goce del deporte y la cultura. Instituciones educativas como el INEM, Caldas, Politécnico, Bienestar de la Policía, cuentan con espacios que les permite coadyuvar con la recreación y el deporte de sus estudiantes. Sin embargo, estas instituciones se mantienen cerradas sábados y domingo – cuando los jóvenes realmente pueden disfrutar de su tiempo libre en esos días – y no es culpa de estos colegios, sino de la falta de una política social y deportiva que resalte la importancia de la recreación deportiva en el tiempo libre, en el tiempo extraescolar como señala la ley 181, ley del deporte, a través de una alianza estratégica entre Secretaría de Educación y la Secretaría de deportes y las instituciones mencionadas.

Hay escenarios comunitarios salvavidas – disculpen la expresión – como la plaza de Soledad, cancha La María, el Centenario, los alrededores del Estadio Hipódromo, que coadyuvan a instituciones educativas, públicas y privadas, sin espacios, para que la clase de educación física y deporte se realice con el aval de los vecinos. A esta carencia de espacio creciente, que se ha convertido en una constante, MaxNeef, la denomina patología social, ¿de qué tiempo libre productivo – o tiempo extraescolar – hay que hablar si carecemos de escenarios y programas deportivos y culturales, tanto en la escuela y los distintos barrios del municipio? El interrogante cobra validez a partir de la ley 115 de 1994, Ley General de Educación, en el artículo 14, literal b, que resalta la importancia de un proyecto pedagógico del tiempo libre, y que en el denominado tiempo extraescolar se constituye en una opción para el disfrute del deporte y la cultura. En la actualidad, el municipio de Soledad requiere de una política que gestione la posibilidad del espacio, de ese ESTAR en la teoría de MaxNeef, tanto del municipio como de las instituciones educativas. Escenarios para el deporte que permitan la construcción de una identidad deportiva y una fortaleza al mismo tiempo; bibliotecas comunitarias – conectadas con el mundo hispánico – para que niños y jóvenes interioricen un tiempo vivido extraescolarmente a través de la lectura y el estudio informal; conchas acústicas que generen una cultura teatral dinamizada por animadores socioculturales; casas – museos que exhiban la historia de Soledad; parques ecológicos para el disfrute de la naturaleza, el juego y el deporte, desde los niños hasta los adultos mayores. Somos un intento de ciudad cercana al río -Soledad es un municipio ribereño –, sin embargo, ¿quién se ha preocupó por diseñar y presentar un proyecto de piscina, sabiendo que los habitantes del Caribe tienen el biotipo y las condiciones biomotoras para ser los mejores nadadores de Colombia?

Somos un intento de ciudad cercana al río -Soledad es un municipio ribereño –, sin embargo, ¿quién se ha preocupó por diseñar y presentar un proyecto de piscina, sabiendo que los habitantes del Caribe tienen el biotipo y las condiciones biomotoras para ser los mejores nadadores de Colombia?

No es fácil la construcción de una ciudad educativa, saludable, amigable y deportiva, sino existen los escenarios pertinentes – en deporte y cultura –, los programas asertivos y educativos, los líderes y animadores entusiastas de su trabajo. Me surgen entonces preguntas: ¿Es Soledad una ciudad educativa?; ¿tienes usted acceso a un escenario deportivo cercano a su casa, seguro?; ¿participa de un programa de actividades físicas en su comunidad liderado por el gobierno municipal?; ¿Lo han invitado a pensar la ciudad para su desarrollo, o sientes que no te han tenido en cuenta?; ¿prefieres hacer actividad física cerca de tu casa u optas por ir a un gimnasio de renombre?; ¿conoces algún proyecto que muestre a una Soledad cultural e histórica, que le permita ser reconocida a través de su cultura, en los ámbitos local, regional e internacional?; como habitante del municipio, ¿cuál es tu imaginario en torno a una Soledad anhelada?

Los espacios a los que se han hecho alusión son esenciales en la vida de la comunidad soledeña. Vivirlos es sumergirse en tiempo y espacio para explorar el sentido de esa vocación recreativa, de la cual habla Ortega y Gasset en su ensayo, Sobre la diversión. Seguro muchos soledeños vivieron en carne propia la formación de una escuela y universidad enfocadas en el conocimiento y la formación hacia el trabajo, pero muy poca preocupadas en que las personas descubrieran su verdadero talento deportivo, artístico, cultural, su vocación recreativa; esa posibilidad de ser humano en el goce de la vocación – Homo ludens – al mismo tiempo que Homo faber y Homo sapiens, buscando su propia realización. A veces ese talento descubierto, esa vocación recreativa, permite que se crezca por encima de la profesión que se ha estudiado y, ¿por qué no?, se constituye en el verdadero sentido de la vida. Por ejemplo, Ernesto Sábato, escritor argentino, con formación físico – teórica, eligió afrontar la existencia como escritor y artista. El Pibe Valderrama, samario, siendo niño, se inició como futbolista, descubrió su talento a medida que maduraba – y que usufructuó al máximo por todo el mundo haciéndonos sentir orgullosos – y hoy vive de este deporte desde otros ámbitos laborales. Fernando Fiorillo, futbolista soledeño, se gozó su talento y vocación en el fútbol y de manera inteligente pudo trascender a su formación médica; su postura es un ejemplo de que deporte y estudio nunca han sido incompatibles, y así lo evidencia el deporte universitario en el mundo.

García Márquez fue reconocido por su talento, no sólo en la literatura, sino también en toda su obra periodística. Algo que comenzó como un juego, o una actividad placentera, termina convirtiéndose en el eje transversal de la existencia. En Confieso que he vivido, Neruda, cuenta que siempre vivó su vida como un juego, jugando de la mañana a la noche en su casa de Isla Negra, en Chile, frente al mar Pacifico, sostenía que el hombre que no jugaba había perdido el niño que llevaba dentro de él y que alguna vez le haría mucha falta; su juego amoroso por la poesía desde el Temuco lluvioso de su infancia, lo llevó años más tarde a la obtención del nobel.  Dentro de las múltiples preguntas que me asaltan, deseo preguntarle al amable lector: ¿consideras que la escuela, o alguna entidad municipal, se preocuparon para que descubrieras tu talento, o sólo fue producto de la espontaneidad y el autodescubrimiento?

Para MaxNeef, las necesidades axiológicas son nueve y la necesidad de ocio es solo una de ellas, sin embargo, si comenzamos a pensar el municipio desde esta necesidad con satisfactores de alta sinergia, se subsanarían errores cometidos históricamente y así abarcar un espectro amplio del bienestar social, tocando el sentir de la gente en lo concerniente a sus necesidades y aspiraciones humanas. Para el profesor uruguayo, J.C. Cutrera, los seres humanos estamos obligados a tener uno o dos hobbies – vividos y experimentados en la escuela – y así mantener el equilibrio con el mundo laboral. Desde esta perspectiva, se requiere no sólo de un pensar técnico, sino también de una profunda reflexión filosófica y sociológica que le permita a Soledad posicionarse en el ámbito de la Costa Caribe como una ciudad amable, pujante y de progreso, cuyo desarrollo pueda transferirse a la vida cotidiana de todos sus habitantes y que en sus actitudes y comportamientos se perciba el bienestar de la gente como la antesala y búsqueda de la felicidad.

¿A qué nos conduce la ausencia de los espacios y la cotidiana explosión demográfica?, ¿Acaso a la inexistencia o utopía de una educación que dista mucho de ser integral?, ¿a un inminente sedentarismo y confinamiento que día a día deteriora nuestra salud?, ¿a la desesperanza y búsqueda de sucedáneos de una falsa felicidad?, ¿a la conformidad y pasividad de una vida alienada?, ¿a la inhibición de vocaciones y talentos que permanecen reprimidos e inexplorados?

Esos interrogantes permiten concebir un ideal desde lo político. En ese sentido, Soledad requiere de políticos que irradien – sin mentiras – posibilidades de esperanza, que exhiban un ideal político a plenitud como elector o candidato. Promoviendo espacios de participación donde se observe el ethos del que elige y es elegido; un ethos construido y forjado como hábito y virtud hacia el bien. El que elige tiene que desprenderse de sus conveniencias y defender lo colectivo. El elegido tiene que recurrir a una búsqueda interior que lo conduzca a enfocarse en el bien común, dejando de lado los intereses personales.

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