Creencias, falacias y obstáculos epistemológicos sobre la investigación en las Ciencias Sociales y Humanas

Para desarrollar una investigación debemos diseñar primero un proyecto.

No necesariamente. El desarrollo de la investigación científica no debe comenzar diseñando un proyecto de investigación. Ese es el modelo de investigación propio de las ciencias fácticas y naturales. ¿De qué manera puedo modelar los resultados a obtener en una investigación socio-humana? ¿Cómo puedo controlar la contingencia humana? Es imposible. Los componentes de la investigación en las ciencias sociales y humanas se diseñan de manera emergente y simultánea al propio proceso investigativo.

  • Investigar consiste en resolver problemas.

No necesariamente. El origen de una investigación está dado en la necesidad de satisfacer una duda, para configurar una creencia y poder vivir en sosiego. El ser humano no puede vivir sin creencias, y éstas surgen cuando se satisfacen las dudas. Por lo tanto, investigar es dudar. Toda investigación comienza con una duda doxática, no con un problema. Cuando las dudas se satisfacen, surgen las creencias y culmina la investigación. Estas creencias pueden ser cuestionadas y convertirse en dudas, así surgen nuevas investigaciones.

  • En toda investigación se deben formular preguntas científicas y objetivo (general y específico).

No necesariamente. La tradición investigativa universitaria nos dice que en un proyecto de investigación siempre se debe formular una pregunta problema, preguntas científicas y objetivos, sin embargo, aunque las preguntas de investigación dan cuenta del carácter heurístico del proceso y los objetivos dan cuenta de su naturaleza teleológica, ambas categorías están orientadas a lo mismo: satisfacer la duda. Por lo tanto, tiene poco sentido formular preguntas de investigación y también objetivos. Se deben formular preguntas u objetivos. Formular ambos es una tautología: problema y objetivo son lo mismo.

  • Toda investigación debe especificar un Marco Teórico.

No necesariamente. Lo que tradicionalmente llamamos marco teórico de la investigación ni es un marco ni es teórico. No es un marco porque la investigación socio-humana no debe enmarcarse, encuadrarse ni encasillarse, más bien es un referente. No es teórico porque la investigación social y humana también tiene dimensiones empíricas, legales, geográficas, contextuales, históricas. Tendría más sentido configurar los Referentes Epistémicos.

  • Toda investigación debe explicitar un capítulo de Antecedentes Investigativos.

No necesariamente. Los antecedentes investigativos y aportes de las investigaciones precedentes van diluidos en todo el discurso interpretativo-comprensivo de la investigación que se está desarrollando. El estado del arte debe permear todo el constructo heurístico, teleológico, epistémico y metodológico de la investigación. 

  • Existen dos paradigmas, enfoques, metodologías y tipos de investigación: cuantitativo y cualitativo.

Esta afirmación no tiene sustento epistemológico. Hay una ruptura o punto de inflexión en la historia de la ciencia y de la epistemología, que introduce estas taxonomías sin sustrato epistemológico. Lo único que es cuantitativo o cualitativo en una investigación son los datos y la información. El ser humano observa y percibe cualidades. Lo cualitativo y lo cuantitativo son inseparables. Lo cuantitativo es inmanente a lo cualitativo. Por lo tanto, no existen ni paradigmas, ni enfoques, ni metodologías, ni tipos de investigación que podamos nombrar cualitativos o cuantitativos. Esta clasificación es una falacia.

  • El investigador debe transformar la sociedad. Toda investigación debe estar orientada a la transformación de la sociedad.

Otra falacia. El investigador no transforma la sociedad (aunque nos duela y nos cueste creerlo). Lo más que puede hacer un investigador es describirla, caracterizarla y comprenderla. El investigador sí puede y debe autotransformarse. Pero son los actores sociales quienes transforman la sociedad (aplicando los aportes del investigador). Metafóricamente: los resultados de una investigación son un mensaje que escribimos en un papel y lo ubicamos dentro de una botella cerrada que lanzamos al mar. Quien encuentre la botella, lea el mensaje y lo aplique, será quien transforme la sociedad: su entorno social más cercano.

El ser humano observa y percibe cualidades. Lo cualitativo y lo cuantitativo son inseparables. Lo cuantitativo es inmanente a lo cualitativo. Por lo tanto, no existen ni paradigmas, ni enfoques, ni metodologías, ni tipos de investigación que podamos nombrar cualitativos o cuantitativos. Esta clasificación es una falacia.

  • Existen procesos humanos o psíquicos internos y procesos sociales y culturales externos.

Este es un dualismo metafísico muy nocivo para la investigación social y humana. No existen acontecimientos o procesos internos y externos al ser humano. Solo existe un mundo y una realidad lingüísticamente configurada. Aparentemente vemos, sentimos y experimentamos que hay un mundo interno y un mundo o realidad externa. En definitiva, todos los días vemos que el Sol se mueve alrededor de la tierra. Y el ser humano vivió cientos de años con esta creencia, hasta que algún día se convirtió en duda. Gracias a Da Vinci, Copérnico y Galileo hoy tenemos otra creencia. ¿Será que esta es otra falacia y debemos también cuestionarla?

  • El investigador es un sujeto y debe delimitar y acotar su objeto de estudio.

Otro dualismo metafísico nocivo para la investigación social y humana. No existe un sujeto de investigación ni un objeto externo y ajeno al investigador. El sujeto es inmanente al objeto. De ahí que sujeto y objeto son lo mismo. Debemos abandonar las nociones de sujeto y objeto en la investigación social. El investigador en ciencias sociales es un observador que hace distinciones y establece diferencias. Y éstas son sus propias configuraciones conceptuales comprensivas. 

  1. La investigación científica es objetiva.

No existe objetividad pura en la ciencia. La objetividad se exige para obligar. Es una postura dominante, colonizadora y anti-emancipatoria. La verdad científica, si es que existe, es comunitaria y social. Toda actividad científica es subjetiva. No subscribo el subjetivismo, pero sí la subjetividad, porque es la esencia y naturaleza humana.

  1. Toda investigación debe aplicar un método establecido por la tradición científica.

No necesariamente. Desde una mirada universal y general podemos constatar que, en efecto, a lo largo de la historia y el devenir de la ciencia, han proliferado modelos epistémicos, paradigmas epistemológicos, enfoques científicos y métodos de investigación. Pero desde una mirada singular y particular, cuando estudiamos el proceder de los científicos, vemos que existen tantos métodos de investigación como investigadores.

  1. Los investigadores son teóricos y los profesores son prácticos.

Otro dualismo nocivo. No es posible desarrollar una actividad práctica sin teoría. Por otro lado, la validez de una teoría está dada en su relación con la práctica. Teoría y práctica son dos caras de una misma moneda: la vida. Una teoría sin práctica es muda, no me dice nada. Pero una práctica sin teoría es ciega, no sé a dónde me dirijo.

  1. La investigación científica es racional. Debo controlar mis emociones para no contaminar el estudio con mi subjetividad.

¿Y cómo se logra eso? El ser humano está dotado de subjetividad. No somos un objeto. No podemos vivir sin subjetividad y sin emociones. El ser humano subvalora lo emocional para justificar “racionalmente” sus acciones y decisiones, que tienen un sustento emocional. La ciencia no es ajena a esta concepción. La investigación científica no es racional, es emocional. Lo racional y lo emocional no pueden separarse en la actividad investigativa. Todo argumento lógico y racional lo es porque es estético y tiene un fundamento afectivo y emocional. Investigamos lo que nos gusta. Leemos sobre temas que nos gustan. Pensamos sobre lo que nos atrae afectivamente. Escribimos sobre lo que nos gusta y nos motiva. Publicamos aquello que nos gusta. El deseo y las emociones movilizan la investigación científica y la llevan a feliz término.

  1. En la investigación psicosocial debo medir el conocimiento y el aprendizaje. Debo hacer un experimento para argumentar la validez de mis hallazgos.

Un sofisma. Los procesos humanos, psíquicos y sociales no se pueden medir, son inconmensurables, fluyen, son devenir. El único experimento epistemológicamente válido es la biopraxis, es decir, la experiencia vital, la praxis de la vida cotidiana.

  1. Toda investigación debe tener confiabilidad, validez y una muestra representativa.

La confiabilidad, la validez y la muestra representativa son una ilusión y una quimera en la investigación socio-humana. En la investigación educativa nada es confiable, ni válido ni representativo, porque bastaría un resultado contrario en actores no muestreados para falsar los hallazgos. Y eso es perfectamente posible, dado el carácter contingente de las acciones y el pensamiento humano.

  1. La investigación debe configurar un conocimiento científico objetivo.

Todo pensamiento y todo conocimiento es una configuración conceptual, no podemos pensar sin configuraciones sígnicas. El ser humano es una configuración sígnica, un signo, y la investigación también. Todo lo que el investigador dice, se lo dice a otra persona o a sí mismo. La descripción no es lo mismo que lo que se describe. El mapa no es el territorio. No podemos conocer “la cosa en sí”. Solo conocemos las descripciones. Solo conocemos los mapas. La ciencia tiene un límite que es puesto por el lenguaje. Somos cautivos del significado.

  1. La investigación debe analizarse de manera separada de la vida humana cotidiana.

La vida es inicio (primeridad), la investigación es fin (segundidad), y el pensamiento o reflexión es el mediador (terceridad) entre la vida y la investigación. Vivir, pensar e investigar, son lo mismo. Constituyen una configuración tríadica.

Condiciones o requisitos para comprender el paradigma científico emergente:

  • Asumir una actitud fenomenológica.
  • Poner entre paréntesis nuestras creencias.
  • Dar un salto conceptual, epistémico y epistemológico.

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