Presidente y prensa ¿horadan el Estado Social de Derecho?
“La tolerancia no ha provocado nunca ninguna guerra; la intolerancia ha cubierto la tierra de matanza.”
Voltaire.
Apreciado lector: No era el titular de esta columna de Libre Opinión el inicial, pero la noticia del rescate de los niños extraviados en la selva, como sobrevivientes de un accidente aéreo, en que murieron sus familiares, ¡me lo impuso! Después del “discurso de odio“, racial y clasista, lanzado desde una esquina de Bogotá, el país total se estremeció con el feliz resultado de La Operación Esperanza ejecutada, sin descanso, por miembro del Ejército Nacional.
La práctica, enseñó I. Kant, supera a la teoría. Acá, en nuestro país de dinosaurios guerrilleros y paramilitares, la realidad de una sociedad de paz supera el discurso de odio que desde los poderes: político y periodístico pretenden mantener, a toda costa La Polarización en el país que históricamente lucha por abolir la violencia en todas sus manifestaciones. Si ignoramos a Voltaire El Estado Social De Derecho nunca lo construiremos.
Percibo una incontinencia verbal, en preguntas y respuestas sobre los recientes hechos noticiosos relacionados con personajes de la Casa de Nariño, entre el señor Presidente de la República y reconocidos medios de comunicación social que me hacen pensar que se está, por ambos sectores, violando u horadando los Principios, Derechos y Deberes consagrados, para el desarrollo de nuestro Estado Social De Derecho, en la Constitución Política vigente.
Tanto la prensa como el Presidente abusan del poder que, la “maltratada” democracia Constitucional Colombiana les ha concedido y garantizado, por lo que preocupa, como ciudadano, que tal guerra verbal esté larvando los cimientos que la historia de violencia política y social ha preservado, muy a pesar del “inventario de muertos” que somos como República: Nuestra Democracia. La democracia está en peligro. Me explico.
Libertad de prensa es democracia
Nadie que se autoproclame demócrata tiene “licencia de corzo” para atacar, y menos ejerciendo funciones de servidor público, la institución premoderna de la libertad de prensa (un derecho ¿innominado?). Hacerlo es desconocer el articulado constitucional de nuestro joven Estado Social De Derecho, fundado en el principio kantiano del respeto de la dignidad humana. En la inclusión y otros.
“La actividad periodística gozará de protección para garantizar su libertad e independencia profesional”. Es el estado y sus instituciones, como la ciudadanía, las llamadas a garantizar esa actividad democrática.
El artículo 20 constitucional establece el principio liberal de “no habrá censura“. Y consagra el derecho de rectificación en condiciones de igualdad. Ambas normas significan que no necesariamente los medios de comunicación social están sometidos a informar “la verdad“, pues si así fuese nunca habría rectificaciones y menos controversias sobre hechos de Interés General.
Así mismo, el artículo 73 de la Constitución Política –norma de norma– preceptúa, como suma claridad, lo siguiente:
“La actividad periodística gozará de protección para garantizar su libertad e independencia profesional”. Es el estado y sus instituciones, como la ciudadanía, las llamadas a garantizar esa actividad democrática.
Ahora quien se siente dañado por una información falsa, que haya amenazado o violado sus derechos fundamentales está habilitado para acudir al medio periodístico o a un juez constitucional para garantizar el amparo de tales derechos. no a asumir de censor o su propio juez, aunque sea el presidente de la República o el “máximo jefe de una facción política“. No hacerlo es desconocer la Constitución que juró cumplir.
También es necesario anotar que los periodistas que ejercen, profesionalmente, el oficio debe ponderar su conducta, pues no todo hecho es noticia. No podemos propiciar el triste espectáculo de convertir a los medios en instancias judiciales y armar polémicas, por competencias, cuando el periodismo es investigación. Y no pueden ignorar que la información es un derecho de doble vía. ignorarlo es violar la constitución.
Por último, no deseo olvidar la historia. En el siglo XX un militar presidente cerró El Espectador y, más tarde, el narcotraficante acribillado en un tejado ordenó asesinar al director y dinamitar la sede del periódico. Hoy el discurso contra la prensa, de un “demócrata” de Twitter y balcón, incita a más de un fanático a agredir a colegas. no vivimos tiempos de tolerancia en el país con más de “Cien Años De Soledad”.
Entonces, con un gobierno de Asamblea Permanente habrá que prepararse para defender la libertad de caminar, ya que la de hablar nos la han prohibido, amen que sea para alabar al señor del celular. Amén.