En memoria al cumplirse 25 años del homicidio (femicidio) de la joven Doris Adriana Niño García en manos del cantante Diomedes Díaz.
“Las cosas verdaderas rara vez salen a la luz. Son las mentiras las que se conocen. Es difícil saber por dónde empezar si no empiezas con la verdad”. Marilyn Monroe.
No me fue indiferente la época de esplendor del cantautor de música de acordeón Diomedes Diaz Maestre. Tarareaba, parrandeé y aprendía algunas de sus canciones; comprendí y hasta entendí a sus fanáticos furibundos por tanta euforia convertida en idolatría de sus Miles de seguidores o como él mismo los denominaba “mi fanaticada”. Como no rendirse ante temas como Mi muchacho, La Reyna, “Hija”, no era el nido, lo más sabroso, te necesito, Zunilda, entre ciento de canciones.
Eran las décadas de los 80 y 90 y su fama alcanzaba cimas inalcanzables por otros artistas de su mismo género musical quienes también lo ponderaban y lo tildaron como “el papá de los pollitos”.
Luego de ese esplendor convertido en poder económico y fama llegaron los nuevos amigos y acompañantes. Esos que te juran adulación y lambonería eterna brindándote nuevas emociones y experiencias nunca antes vividas y ni siquiera imaginadas en el entorno del caserío “la Junta”, del municipio San Juan del Cesar, Departamento de La Guajira, Colombia; donde nació y se creció.
Mientras iniciaba la carrera musical de Diomedes Díaz a finales de la década de los 70, finalizaba para entonces la exitosa y fulgurante carrera boxística de otro ídolo suramericano llamado Carlos Monzón. Nacido en La Argentina y campeón mundial de los pesos medianos con un récord de 100 peleas realizadas. De las cuales dos son memorables para los colombianos, las realizadas en Mónaco ante nuestro compatriota Rodrigo “el Roki” Valdez (Q.E.P.D.) siendo éste el único retador en enviarlo a la lona; Monzón además se destacó por su paso por el cine en calidad de actor, vínculos con el jet set internacional e inmortalizado su nombre en el año 1990 al ser incorporado en el salón Internacional de la Fama de boxeo, ubicado en Canastoa, Nueva York, Estados Unidos, honor que comparte con sus compatriotas Pascual Pérez, Víctor Galíndez y Nicolino Locche.
Pero igual que el cantautor colombiano su relación con las drogas y la noche marplatense dieron al traste con su memorable historia.
Mas allá de la desgracia del alcohol y el mundo de la droga lo que arrasó con la fama de estos dos ídolos indudablemente fue el asesinato de dos mujeres íntimamente ligadas a sus vidas sentimentales. En el caso de Diomedes Díaz, cuenta la historia y la verdad procesal en los estrados judiciales, que acabó con la vida de una joven de apenas 27 años (22/03/70) de nombre Doris Adriana Niño García; asesinada un 15 de Mayo de 1997 en la ciudad de Bogotá, capital de Colombia; con el agravante de que la mandó a botar a tres horas de distancia en automóvil a las afueras de la capital. No obstante, fue entonces condenado por la juez 46 Penal del Circuito de Bogotá Claudia Bohórquez en primera instancia a 12 años de prisión, por el delito de homicidio preterintencional.
Para el caso del “campeón” Monzón, así le llamaban sus seguidores, una década antes (14 de febrero de 1988) también dio muerte en la Ciudad de Mar del Plata centro de la farándula de La Argentina; a la madre de su hijo Maximiliano, su expareja Alicia Muñiz (contaba con 32 años de edad) misma que ya lo había denunciado judicialmente un par de veces por violento. La estranguló y la arrojó sin vida desde la terraza de un apartamento con altura aproximada de cuatro metros. Fue condenado a once años de cárcel por homicidio simple el 3 de Julio de 1989 y cínicamente manifestó: “Les pegué a todas y nunca pasó nada”, quizás basado en que en 1977 fue condenado a prisión por agredir físicamente por innumerable vez a su esposa Mercedes Beatriz “Pelusa “García, pero fue indultado por el gobernador militar de Santa Fe vicealmirante Jorge Desimonte; de igual forma su también expareja Susana Giménez denunció públicamente que el pugilista la golpeó inflamándole un ojo, cuando de novios filmaban una película en Nápoles, no siendo la única vez que sucedía.
En Colombia los movimientos y asociaciones feministas y/o en pro de las mujeres han guardado silencio durante estos 25 años del homicidio de Doris Adriana. ¿Cuándo lograrán que en la placa de la estatua de Diomedes Díaz se agregue el rótulo de femicida y conminar a las mujeres a que practiquen la sororidad y se abstengan de tomarse la foto junto a la estatua del femicida?
Idéntica significación para ambos casos constituye que el cubrimiento que realizaron los grandes y masivos medios de comunicación fue eminentemente farandulero donde hasta quizás las víctimas aparecían siendo los asesinos o victimarios y no las asesinadas (Doris Adriana Niño y Alicia Muñiz); es decir por la connotación pública o popularidad de los homicidas los medios y sus fanáticos creyeron las versiones de inocencia ofrecidas por el boxeador argentino y el cantante colombiano, transitando algunos espacios de prensa en el rechazo o aversión a las víctimas de ambos homicidios. Socialmente siempre se estigmatizó como una fan rígida y como tal se buscó su suerte y se manejó que Doris Adriana Niño, murió por sobredosis de Cocaína, versión que fue rebatido y probado en el juicio que nunca aspiró cocaína, sino que la obligaron y torturaron para que la consumiera vía oral. Y no menos fatigante fue para los deudos de Alicia Muñiz al justificar su muerte porque al parecer hostigaba al “campeón” cuándo reclamaba sus derechos para lo buena crianza de su hijo Maximiliano.
Como punto de coincidencia en el caso local de Doris Adriana Niño, en el juicio al argentino Monzón el tribunal que lo declaró culpable fue dirigido por una juez, Alicia Ramos Fondeville. Recordemos que la defensa de Diomedes condicionaba su asistencia al juicio si era cambiada la juez de la causa, pretensión que afortunadamente fue denegada. Por esa razón fue condenado como reo ausente, es decir, en sentido jurídico a aquél cuyo paradero se ignora, en el proceso penal colombiano el inculpado siempre debe estar en disposición del juez sea en su causa o en la cárcel y recordemos que Diomedes Díaz se mantuvo fugitivo.
Desafortunadamente para las víctimas del homicidio de Doris Adriana y fortuna del cantautor condenado para la época de los hechos el tipo penal de feminicidio (como delito autónomo) en Colombia no existía, de lo contrario para la actualidad apenas llevara cumplida un poco mas de la mitad de la pena. Fue aprobada en el 2015 mediante la promulgación de la ley 1761 denominada “Rosa Elvira Cely”: para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres. Entre tanto en La Argentina se aprobó y castiga el femicidio un poco antes que en Colombia mediante la ley 26.791 del año 2012 incorporando la figura de femicidio como agravante del delito de homicidio.
En este punto, porque suelen ser confundidos, quiero realizar una breve diferencia entre Femicidio y feminicidio. En efecto: Femicidio su implementación data de 1976 por la activista sudafricana Diana Rusell, indicó que la palabra Femicidio describe los asesinatos por parte de hombres motivados por el desprecio, odio, el placer o el sentido de propiedad sobre las mujeres y no sólo se refiere a quitarle la vida a una mujer, sino al momento previo donde suele presentarse abuso sexual, tortura, violación, esclavitud sexual y violencia física y emocional. En tanto FEMINICIDIO, este término fue acuñado por la antropóloga Mexicana Marcela Lagarde luego de los asesinatos en serie contra mujeres compatriotas en Ciudad de Juárez, sin obtener respuesta por parte del Estado Mexicano. En consecuencia, definía que feminicidio es el conjunto de delitos de Lesa humanidad que contienen los crímenes, los secuestros y las desapariciones de niñas y mujeres en un cuadro de colapso institucional; es decir, se trata de una fractura del Estado de derecho que favorece la impunidad. En consecuencia, de esa injusticia por parte del estado para condenar los asesinatos de mujeres, es la que diferencia o distingue los términos Feminicidio de Femicidio.
Tanto a Diomedes Díaz, como a Carlos Monzón, le fueron levantados sendos monumentos. Al cantante colombiano en la ciudad de Valledupar y al pugilista argentino en la ciudad de Santa Fe, la de éste decía “Carlos Monzón. Campeón mundial”, fue intervenida por artistas y ahora reza: ” Carlos Monzón. Campeón mundial y femicida”.
En Colombia los movimientos y asociaciones feministas y/o en pro de las mujeres han guardado silencio durante estos 25 años del homicidio de Doris Adriana. ¿Cuándo lograrán que en la placa de la estatua de Diomedes Díaz se agregue el rótulo de femicida y conminar a las mujeres a que practiquen la sororidad y se abstengan de tomarse la foto junto a la estatua del femicida?
Excelente relato e investigación de su parte,
Dr. Edinson Barceló.
Connoto que, en su coherente concepto,
es objetivo al emitir pruebas y anexa
las pautas y fechas pertinentes
a los consabidos crímenes perpetrados
por ambos victimarios.
Atte. Isaza Barcelona 📖✍️,
fáctico y preceptivo analista asertivo.
Escritor y Poeta colombiano 🇨🇴.