Bodas de Oro
El dos de septiembre cumple la comunidad unilibrista de Barranquilla cincuenta años del inicio de su ilustre facultad de medicina, la primera en ser fundada en la ciudad. En el presente escrito pretendo narrar, testigo vivo de este suceso, mis impresiones personales ilustradas, además, por las de un directivo, el Dr Luis Padilla Drago y las de una estudiante, la Doctora Gina Pertuz, ambos fundadores de la facultad.
A mi llegada al Hospital General de Barranquilla, febrero de 1971, pude apreciar que el gremio médico de la ciudad se encontraba, francamente polarizado, bien diferenciado en su origen académico, estrato social y pensamiento político. Rivalizaban entre sí, por las riendas del poder en las instituciones de salud, diría que en forma bastante civilizada.
De un lado, el sector que aglutinaba a colegas que coincidían, su mayoría, en ser egresados de la Universidad de Cartagena, pertenecientes al Club Alemán y militantes activos del partido liberal en sus diferentes vertientes encabezadas por Carlos Martín Leyes, Emilio Lébolo y Juan Slebi; entre los que puedo mencionar a: Calixto Manotas, Fermín Zurbarán, Luis Eduardo Consuegra, Carlos Hernández Sáenz, Rafael Algarín, Luis Ovalle, Daniel Valiente Cabeza, Manuel Urina Daza, Arturo Álvarez, Remberto Racedo, Luis Felipe Marín, Marcos Mendoza, Julio Mario Llinás (Javeriana), Luis Abuchaibe, Issa Abuchaibe, Antonio Beltrán Galindo, Francisco Bernal (Javeriana), Rafael Martínez Aparicio, Nayib Narváez.
Otro bando lo conformaban médicos procedentes, casi todos, de la Universidad Javeriana, socios del Country Club y miembros del partido conservador, seguidores de Abel Francisco Carbonell y Roberto Gerleín. Indistintamente de una u otra corriente recuerdo a José I. Casas Santamaria, Eduardo y Gabriel Acosta Bendeck, José Bojanini, Humberto Espinoza, Alejandro Rosales, Rafael Cepeda Vargas, Modesto Martínez(Cartagena), Francisco Sales, Elías Sales, Mauricio Rodríguez, Nadim Said, José Benavides, Rafael Bermúdez(Cartagena), Alfonso Atehortúa. Alfonso Chinchilla, Jaime Caballero Corbacho, Pedro Pinto Núñez, Libardo Diago(Cartagena).
La rivalidad académica o universitaria se puede explicar por cuanto en la Costa Atlántica no existían facultades de medicina, solo la de la Universidad de Cartagena.
Ajeno, indiferente, a los vaivenes de la política no pasaron seis u ocho meses de mi nombramiento por el conservador José Ignacio Casas, a la sazón director del Hospital General, cuando los Liberales desplazan a los godos y Arturo Álvarez asume el mando de esta institución que dirigieron, de continuo durante los 23 años que tuve la fortuna de estar vinculado al hospicio, idea del doctor Julián Ponce, que comenzó a funcionar el 20 de febrero de 1876, después de cinco años de construcción.
Mientras, el doctor Calixto Manotas Pertuz, es nombrado jefe de los Servicios de Salud del Departamento del Atlántico.
Tras esta necesaria remembranza he llegado a concluir que la transición política que se da en el Hospital General de Barranquilla facilitó, se hiciera realidad la creación de la primera facultad de medicina en Barranquilla.
Fue propicia la afinidad ideológica de la dirigencia médica barranquillera, con los altos jerarcas de la Universidad Libre en Bogotá, de franca estirpe liberal para hacer posible el sueño de una Facultad de medicina. Desatendida esta aspiración por los organismos gubernamentales regionales a quienes se les propuso, con anterioridad, para darle origen en la estatal Universidad del Atlántico.
Es de anotar que la facultad de medicina de la Universidad de Cartagena venía utilizando las instalaciones del Hospital de Barranquilla, desde comienzos de la década del 60, en los departamentos de medicina interna, cirugía, ginecología y obstetricia para la rotación de sus estudiantes e internos por estas especialidades, debido a un convenio suscrito entre los doctores Marcos H Camargo y Manuel Urina con sus directivas. De tal manera que el Hospital General, sin reconocimiento formal académico, era ya un hospital escuela de formación médica dada la condición docente de gran parte de sus facultativos.
Es justo señalar, entonces, que los doctores Marcos H Camargo y Manuel Urina, profesores de la Universidad de Cartagena con antelación fueron, es justo reconocerlo, los gestores e impulsores de la primera escuela médica de la ciudad.
Reconozco, no puse atención a invitaciones que me hicieron a las reuniones preparatorias que se dieron en el proceso de creación de la facultad de medicina de la Universidad Libre, seccional Barranquilla. Joven y escéptico es probable que, en ese momento, no hubiese creído en el proyecto que durante mucho tiempo fue solo un rumor, tras rumor. Hoy en día siento pena propia, por no estar ocupando un puesto de honor en la placa que reposa en el campus universitario, de la sede Centro, que honra a los fundadores que firmaron el acta de creación de la facultad, doctores:
• Arturo Álvarez Hernández Luís Padilla Drago
• Hernando Álvarez Bolaño Calixto Manotas Pertuz
• Lorenzo Solano Peláez Darío Samper
• Julio Mario Llinás José Insignares Canedo
• José Antonio Aldana Manuel Urina Daza
• Issa Abuchaibe Abuchaibe Antonio Lozada Aduen
• Fermín Zurbarán Barraza Francisco Sales Sales
• Luís Abuchaibe Abuchaibe Arístides Charris Gallardo
• Camilo Monroy Romero Marcos Mendoza
• Alberto Jamis Muvdi Remberto Racedo García
• Carlos Hernández Sáenz Alejandro Ariza Román
• Moisés Levy Francisco Bernal Consuegra
• Antonio Beltrán Galindo
Reconozco, no puse atención a invitaciones que me hicieron a las reuniones preparatorias que se dieron en el proceso de creación de la facultad de medicina de la Universidad Libre, seccional Barranquilla. Joven y escéptico es probable que, en ese momento, no hubiese creído en el proyecto que durante mucho tiempo fue solo un rumor, tras rumor. Hoy en día siento pena propia, por no estar ocupando un puesto de honor en la placa que reposa en el campus universitario, de la sede Centro, que honra a los fundadores que firmaron el acta de creación de la facultad
En reciente entrevista que hice al doctor Luis Padilla Drago, publicada en “Teomedicadas” mi blog personal, comenta sobre lo difícil que resultó sacar adelante esta iniciativa. Al respecto afirma: “Fue una lucha que yo califico de titánica por la fuerte oposición de dos grupos que, también, deseaban crear su primera facultad de medicina. Tenían el apoyo económico y político para hacerlo, incluso institucional en Bogotá. Esos grupos eran la Universidad Metropolitana y la Universidad del Norte… Tras dos años de discusiones con entes gubernamentales de Bogotá, que deseaban favorecer a nuestros oponentes, fuimos primeros en obtener la licencia de funcionamiento el 24 de julio de 1974 para dar a luz la primera facultad de medicina de Barranquilla”.
Obtenida la licencia de funcionamiento por parte del ICFES mediante el Acuerdo No 110 de julio de 1974, se abren las puertas de la facultad de medicina y el trámite de inscripción y matricula de los estudiantes pioneros y, en el futuro, primeros egresados de la facultad, bajo la dirección de:
Arturo Álvarez Hernández. Decano
Luis Padilla Drago. Secretario
Hernando Álvarez Bolaños. Jefe de Educación Médica.
Las clases en la facultad de medicina arrancaron el 2 de septiembre de 1974 con 160 alumnos. La doctora Gina Pertuz, narra, en discurso que pronunciara el 5 de agosto de 2022, en la celebración de los 40 años de graduados de la primera promoción, lo que fue el día inaugural de clases. “Recuerdo ese dos de septiembre de 1974 cuando llenos de ilusiones, y expectativas, ávidos de conocimientos llegamos a este centro de estudios para nuestro primer día de clases. Ingresamos al 5º piso del edificio, de la actual sede centro, avenida Olaya Herrera, a un salón que bautizamos el “Maracaná” por lo grande y en donde nos acomodábamos los estudiantes. Éramos felices en ese salón con abanicos de techo y pupitres de madera. Había que llegar bien temprano para escoger el mejor puesto”.
Importante la contribución brindada por las facultades de medicina de Cartagena y Libre de Cali que proporcionaron soporte logístico en sus comienzos, en especial, con docentes del área de ciencias básicas, ante la escasez de este recurso humano en la ciudad. De Cartagena vinieron algunos de mis antiguos profesores, los doctores José Insignares, para histología y embriología, Francisco Argote; farmacología y Víctor Barboza para bioquímica y biofísica, de los que recuerdo.
Considero que el aporte docente de estas dos facultades de medicina apoyando al personal docente local, que ya tenía la experiencia adquirida con estudiantes de la Universidad de Cartagena, fue factor decisivo para la calidad académica, la gran competencia profesional de las promociones de egresados de los años en que se dio este intercambio institucional sin, con esta apreciación, querer demeritar a la excelente cochada de exalumnos de promociones posteriores. El brillo profesional, el prestigio que encumbra a la gran mayoría de los doctores de la primera promoción, por ejemplo, que en este 2 de septiembre celebran cincuenta años de haber dado origen a esta facultad, es indudable, admirable.
Luego de afrontar las dificultades propias de una institución nueva logran cumplir con las exigencias de los organismos rectores de la educación médica en Colombia y pueden cumplir la meta de graduar un grupo de 80 estudiantes, primero, el 26 de marzo de 1982. Treinta restantes reciben su título de médico el 6 de agosto del mismo año. Son, todos, orgullosamente unilibristas que han sabido poner en alto, con su triunfante trayectoria profesional, el buen nombre de su facultad de medicina.
Desde 1977 cuando recibo en los quirófanos del Hospital General de Barranquilla la naciente promoción de estudiantes, en su rotación por la catedra de anestesiología, hasta junio de 2018 consagré en total 41 años de servicios ininterrumpidos a la Facultad de Ciencias de la Salud de la institución fundada por el general Benjamín Herrera en 1923. Estos primigenios alumnos hicieron posible, igualmente, que me enrumbara por los caminos de la ética médica y la bioética, cátedra que con ellos fundé y a la que he dedicado, con entusiasmo, tiempo valioso de mis actividades académicas e intelectuales.
Doy gracias a la vida que ha dado la oportunidad, el privilegio de compartir con muchos de mis antiguos discípulos en diferentes frentes de la actividad médica. Unos como compañeros de trabajo, ya sea en la actividad docente o en la hospitalaria, otros en la actividad gremial y cultural incluso algunos han prestado sus servicios, con especial consideración, en mi condición de paciente, han sido médicos míos y de la familia. Complace, además, destacar que a varios les ha tocado ser mis superiores jerárquicos como jefes de servicios, decanos en la facultad o directores de Hospital. Han superado, por méritos propios, a su viejo maestro de las aulas y los quirófanos.
Regocijo inmenso me produce mencionarlos, con infinito cariño, algunos, los más cercanos, que vienen a mi mente. Perdón, de antemano, pido por los que involuntariamente pueda omitir.
De la primera promoción: Octavio De la Hoz, Carlos Quintero, Felipe Zapata, Jaime Herrera, Celín Malkúm, Luis Ospino, Gina Pertuz, Gino Rago, Roberto Hernández, Virgilina Villa, Joaquín Armenta, Antonio Ballestas Morales, Luis Bermejo, Efraín Cuentas, Álvaro Correa, Alejandro Diaz, Rafael Emiro Gastelbondo, Antonio Ballestas Amézquita, Francisco Fadul, Alexis Gaines, Héctor Gómez, Enrique Hasbún, Orlando Torrado, Xiomara Romero,
De otras promociones: Jorge Bolaños, Walter González, Jhony Esper, Ninfa Colpas; Wendy Alfaro, Carlos León, Hermes Cuello, Raúl López, Oscar Tilano, Alfredo Pestana, Jaime Sánchez, Lida Cohen, Carlos Merlano, Samith Nassif Aulio Bustos, Eucaris Echeverria, Gustavo De la Hoz, Salvador Rada, Iván Osorio, Iván Oyaga, Dubys Reyes, Pura Serrano, Jaime Velásquez, José Luis Accini, Jairo Coll, Alfredo Rodríguez, Alida Soto, Jaime Camargo, Hubert Flórez, Astrid Arrieta, Ana María Ricchiardone, Marjorie Cervantes, Hernán Argote, Enrique Fonseca. Brenda Albus, Daniela Barraza, Miguel Acevedo, Nati Negrete, Lau Torres, Sazy Soto.
En la celebración de las Bodas de Oro de funcionamiento de la facultad de medicina de la Universidad Libre, seccional Barranquilla en suma complacido me siento por haber contribuido a su gestación y desarrollo institucional, a la formación de miles de estudiantes que pasaron por mis cátedras de Ética Médica, Bioética, Historia de la Medicina, anestesiología y reanimación. Hoy en día consagrados profesionales de la salud que, con inquebrantable vocación médica y social, calidad académica y científica al servicio de la humanidad, han sabido colocarla en el sitio de honor que en la actualidad ocupa entre las escuelas medicas del país.
En esta magna fecha “A la Libre entonemos un himno de gratitud y muchas felicitaciones”.