¿Por la violación de los topes electorales quién responde?
“Como (…) padre me duele mucho tanta AUTODESTRUCCIÓN“. Gustavo Petro, Presidente de la República de Colombia.
Resultaría fácil, amén de elemental, asumir la postura del “avestruz” frente a las situaciones que generaron, desde días recientes, las noticias sobre capturas, legalización de las mismas, imputaciones de cargos por graves conductas punibles, solicitud de negociación para colaborar con la justicia, decretadas medidas de aseguramiento judicial no restrictivas de libertad limitada y largas declaraciones ante autoridades penales, que afectan a los miembros, sanguíneos y políticos, de la familia presidencial de Colombia.
Así como del tratamiento que medios periodísticos y redes sociales, para no mencionar a periodistas, en particular, le han dado a las informaciones judiciales de semejante escándalo, sin precedente histórico, durante los días y noches en que una institución estatal, la Fiscalía General De La Nación, convocara a otra, un juzgado penal municipal con funciones de garantía, para dar inicio a un proceso penal que compromete a los asegurados y al devenir del poder ejecutivo, sobre cuya elección se testificó afirmando que los topes de financiación fueron, al parecer, superados. Lo dijo el hijo del padre en momentos en que desea ser padre.
La condición parental de los imputados asegurados -hijo y nuera del Señor Presidente de la República- ha brindado el escenario perfecto para presenciar, sin brillo, qué clase de sociedad somos: hipócrita y fragmentada. Y lo que más lamento: el mediocre periodismo que padecemos. Esos ingredientes, en lo básico, son los presupuestos que impulsan redactar y publicar lo que siento y pienso sobre lo que desde el sábado 29 de julio he visto, escuchado y leído sobre la noticia criminal y política del presente año. Miremos.
Padre he ahí a “tu hijo”. Hijo he aquí a “¡tu padre!”
En Occidente los conflictos entre padre e hijo, relativos al ejercicio del poder, han inspirado desde la tragedia griega (Edipo Rey) a los dramas isabelinos de William Shakespeare (Hamlet), pasando por las teorías freudianas. Es decir, la historia de la literatura, tanto histórica como histriónica y los estudios del subconsciente humano, son la gran herencia cultural de esas luchas constantes por el dominio del quehacer sobre los hombres, las ciudades y las naciones. En Occidente el poder político se engendra desde la alcoba o desde el balcón; hoy desde las llamadas Redes Sociales. Colombia, al parecer, no es ajena a dicha tradición.
¿acaso la familia no es una institución? Es decir, ¿el hijo no es una institución de la familia? Y aquí debo recordar lo consagrado en el artículo 5to constitucional: “El Estado reconoce…y ampara a la familia como institución básica de la sociedad“. En otras palabras, sin familia no hay sociedad. Y sin hijo no hay familia que es institución de instituciones. o ¿no?
Al siguiente día de las capturas, por parte de agentes de la policía judicial, previamente ordenadas por un juez de garantías, el diario El Heraldo tituló: “Nicolás Petro, la autodestrucción del hijo del presidente“. Titular que destaca una de las frases que el padre usó en su Twitter X, del momento y donde deslinda su responsabilidad ante futuras consecuencias, jurídicas y políticas, por las conductas del hijo “que no crio“, pero al que otorgó responsabilidades electorales en una región, como la nuestra, donde el poder político electoral es de familia en familia. para nada el ciudadano y menos si es ilustrado.
Para los días de la captura del “hijo” del Presidente, visitó al país el canta-autor panameño Rubén Blades, quien en uno de los conciertos, interpretó su popular tema “amor y control“. Algunos fanáticos de las redes, entre ellos el propio Presidente, interpretaron que el artista “respaldaba” al gobernante en su trance familiar. De ahí que sea oportuno compartir un aparte de los versos de la canción, pues señalan responsabilidades de la sangre y del afecto. Son estos:
“Aunque tú seas un ladrón
Y aunque no tienes razón
Yo tengo la obligación de socorrerte
(…)
Que el deber de un padre
No acaba jamás”.
Destaco entonces conceptos como obligación y deber, que son de contenidos de una Ética Deontológica, a la cual Max Weber denominó Ética de Responsabilidades. En la política como en la familia existen principios éticos, sin los cuales nadie puede ser hijo y menos llamarse padre, pues un padre es un maestro no solo para sus hijos, sino para la sociedad. Allí está el conflicto, allí está la democracia sin exclusiones. Ni de mejores ni peores.
Una de las palabras más pronunciada, en estos días, ha sido: la institucionalidad. Usada para referirse, como argumento defensivo, al poder Ejecutivo representado en EL PADRE. Pero pregunto: ¿acaso la familia no es una institución? Es decir, ¿el hijo no es una institución de la familia? Y aquí debo recordar lo consagrado en el artículo 5to constitucional: “El Estado reconoce…y ampara a la familia como institución básica de la sociedad“. En otras palabras, sin familia no hay sociedad. Y sin hijo no hay familia que es institución de instituciones. o ¿no?
Ahora, lo que el debate político-judicial está demostrando, por lo menos a mí, es que cada día la violencia nos ha fragmentado como sociedad, hasta el punto que un padre no socorra al hijo y el hijo no se inmole por el padre, pero anhela al hijo que lo hará padre. la dialéctica familiar. O sea, que ambas instituciones se desconozcan, se ignoren. Y la suerte del país permanezca en manos de figuras públicas sin la menor educación sentimental. Como también de carencia de pensamiento complejo para prever consecuencias. Es un conflicto familiar que transcendió nuestra democracia. Y que en vez de propiciar emociones buenas engendra odio. Odio entre padre e hijo. Es hora de más tolerancia. y de asumir sus responsabilidades.
Mediocre periodismo judicial.
“Hoy asistimos a una deformación acelerada de lo que el periodismo tendría que ser” Juan Cruz. El Tiempo 8/6/23.
No deseo terminar estas líneas, muy mías, sobre lo acontecido en estos días de verano, sin dejar de lamentar la carencia de un auténtico equipo de periodismo judicial en los principales medios de comunicación social, nacionales y regionales, como en redes sociales que, autónoma e imparcialmente, suministren informaciones y opiniones de calidad. Es decir, verdaderamente orientadores de la Opinión Pública. vivimos desinformados, porque el desenfoque tiñe el contexto.
El hecho de invitar a abogados al set de los canales televisivos o videos, por ejemplo, demuestra que nuestro periodismo judicial es mediocre e ignorante de los pormenores del nuevo sistema penal acusatorio. Y de lo que semánticamente significa el vocablo abogado, del latín advocatud. Una parte. Un periodista no es una parte. Debe ser un todo para ser y comprobar la imparcialidad del oficio. Vi a más de una “estrella” compungida por los incidentes de las audiencias públicas.
Tan ignorantes son que todavía están pidiendo que el hijo del presidente exhiba pruebas de su colaboración con la justicia. Colaboración que le permitirá ver nacer a su hijo. El solo hecho procesal de rendir Interrogatorio, desde un calabozo, es, de por sí, prueba (Testimonio) de su verdad exculpativa. Lo que vendrá es la labor investigativa de las autoridades competentes, para evidenciar el relato del hijo. y el periodismo con tanto “soba-chaqueta” no lo es. No veo a ningún reportero judicial de la talla de los del Washington Post, que gestaron el Watergate y la posterior renuncia del Presidente de USA, R. Nixon.
Y para concluir, por favor, lean el siguiente inciso del art 109 de la Carta Política:
“Para las elecciones que se celebren a partir de la vigencia del presente acto Legislativo,(# 1/2009) la violación de los topes máximos de financiación de las campañas, debidamente comprobada, será sancionada con la perdida de la investidura o del cargo“.
Obsérvese que no se alude, en esta norma de rango constitucional, al origen de los dineros, que, al ingresar a las campañas electorales, violen los topes establecidos en la ley. Sólo que se sobrepasen tales topes. Y esa violación es, según la Jurisprudencia, una conducta sancionable. Por algo el padre designó un abogado. Para meditar.
La próxima: Por una educación sentimental.