Bailarina violó intimidad de su hija, ¿dónde está el ICBF?
“Qué clase de policía captura una mujer indefensa,… porque reclama el pago de sus prestaciones laborales y delante de su hijo menor la humilla poniéndole esposas?”. Ramiro Bejarano. El Espectador. 12/4/22.________
Una tarde gris de noviembre, a la sombra de una banca de cemento de unos de los parques de Villa Carolina -una pequeña ciudad jardín-, el olfato de un perro doméstico halló, a la intemperie vespertina de Barranquilla, el cuerpo abandonado de un recién nacido, cuyo alumbramiento había sido, horas antes, en el Hospital “niño Jesús” del Barrio Paraíso. El hallazgo fue noticia del “periódico de ayer”.
Casi simultáneamente, pero a pleno sol de un medio día, en Cartagena de Indias, en su Centro Histórico, agentes uniformados de la Policía Nacional, esposaron a una madre con su niño en los brazos. La mujer protestaba porque en una “lavandería” le deben sus derechos laborales desde los tiempos de la pandemia. Esa también, Señores incrédulos, fue noticia mundial en medios y redes sociales, tanto que el Presidente de la República “twitteó”.
Y cuando aún digiero la vergüenza que me provoca el heroico acto policial, mientras me soslayo con la foto de un oficial en la cuna del des-“madrado”, me indigno leyendo que una bailarina de guacherna, una tal “Valdiri” viola la intimidad de su hija divulgando los resultados del exámenes de ADN sobre “el padre” de la niña, pues la madre es, al parecer, prolija en amores y desamores. Esa es otra noticia de red.
Así las cosas, las tres historias vergonzosas y, por desgracias, frecuentes, casi cotidianas, se me entrecruzan en una pregunta obvia: ¿dónde está la paternidad? o mejor ¿qué significa ser padre en nuestra sociedad de “cantaletas” y noticias de espectáculos y escándalos con los niños como simple objetos de burla? ¿Quién garantiza sus derechos constitucionales?
Para estos días de noticias tan desagradables estuve delirando, pero desperté recordando una lectura que, de tiempo atrás, me acompaña recurrentemente a donde voy y sueño. Es el libro “la vida humana“(Paidós) del filósofo francés, jubilado, André Compte- Sponville y dibujado por su mujer, Silvie Thybert. En él encuentro, casi siempre, las respuestas a situaciones de “familia” que, como dije, me avergüenzan, como el hijo mayor que desprecia al padre o el padre-espermatozoide que abandona al hijo. Ese libro es una biblia en materia de Familia y por él, en varias ocasiones, me he ganado unos honorarios profesionales, asesorando a madres confundidas y defendiendo vía tutela a niños sin madres.
Veamos entonces las enseñanzas del filósofo sobre la paternidad, para ilustrar un problema creciente. En la página 32 de la vida humana, Comte-Sponville enseña lo siguiente:
“Ciertas tribus humanas (los Na, en China), que ignoran el matrimonio ignoran también la paternidad. Las mujeres se entregan, o más bien se prestan a ello, por una noche o poco más. ¿Sobreviene un embarazo? Nadie sabe quién es el padre. El niño vivirá con su madre, que vive con la suya, y con sus medio hermanos y hermanas. Y esto da lugar, dicen etnólogos, a una sociedad particularmente libre y pacífica…el padre es biológicamente necesario, pero humanamente superfluo. Es la sociedad, mucho más que la naturaleza, la que le dará ese lugar exorbitante que es el suyo, EL del poder, del tener, del nombre patronímico (cuando hablamos de lengua materna, no hay nada más que decir: la madre enseña a hablar, el padre transmite su nombre…). Asimétrica de la naturaleza. Asimétrica de la cultura, que se opone a la primera y la corrige. El padre, casi siempre, casi en todas partes, es social mente dominante, culturalmente privilegiado. Pero su nombre, su ley, sus bienes podrían casi bastar, y bastan en efecto, en diversas sociedades. Yendo al extremo, no tiene más que un rol simbólico (o su rol, diría Lacan, es lo simbólico mismo). la madre es distinta. en todos los mamíferos, no sólo se contenta con transmitir la vida: la acoge, la guía, la alimenta. ¿Cómo podría ignorar todo esto? Entre los humanos, ella deberá proteger a su pequeño – incluso, a veces, contra el padre- durante años, acusarle, consolarle, lavarle, amarle, hablarle, escucharle, educarles…la humanidad es una invención de las mujeres. Incluso en las sociedades modernas la madre, casi siempre, permanece como el primer amor, y el último también a veces. es que ella fue la primera en amar“.
Y ¿la intimidad? A los tres niños de estos tristes sucesos, desde las madres y “rimando y todo el mundo”, les vulnerados sus derechos fundamentales que son, constitucional y convencionalmente, superiores y prevalentes. Pero, aunque el artículo 44 de nuestra Carta Política, no lo nominen entre los derechos de los niños y niñas, deseo llamar la atención, frente a los hechos recientes, que Ellos, los niños son sujetos activos del derecho a la intimidad vulnerado por las tres madres, la policía y los “periodistas” que difundieron escandalosamente los tres sucesos tanto por medios como por las redes sociales.
El contenido de esta página sería, supongo, material suficiente para una cátedra magistral sobre socio-biología de la familia, aplicable a una sociedad de viudas de la violencia sin par como es Colombia. Pero, no conozco currículo emergente que la contenga o proponga. Abro el debate.
Y ¿la intimidad? A los tres niños de estos tristes sucesos, desde las madres y “rimando y todo el mundo”, les vulnerados sus derechos fundamentales que son, constitucional y convencionalmente, superiores y prevalentes. Pero, aunque el artículo 44 de nuestra Carta Política, no lo nominen entre los derechos de los niños y niñas, deseo llamar la atención, frente a los hechos recientes, que Ellos, los niños son sujetos activos del derecho a la intimidad vulnerado por las tres madres, la policía y los “periodistas” que difundieron escandalosamente los tres sucesos tanto por medios como por las redes sociales.
Preciso. Los medios de comunicación social, incluidas las redes, más allá de la garantía constitucional para su ejercicio libre, tienen obligaciones de carácter legal que no pueden omitir en el ejercicio decente del oficio de informar. En relación a la garantía de los derechos de los niños, el Código de Infancia y Adolescencia (Ley 1098 del 2006) contempla, en su artículo 47, “las responsabilidades especiales de los medios de comunicación“.
De esa normatividad vigente señalo atinente a los casos en comento, las siguientes:
1.) Adoptar política para la difusión de información sobre N.N.A. en las cuales se tenga presente el carácter prevalente de sus derechos;
2.) Abstenerse de realizar transmisiones o publicaciones que atenten contra la integridad moral, psíquica y física… y
3.) Abstenerse de divulgar datos que identifiquen o que puedan conducir a la identificación de niños…
Dicha norma especial, tiene el siguiente parágrafo:
“los medios de comunicación serán responsables por la violación de las disposiciones previstas en este artículo. El instituto colombiano de bienestar familiar podrá hacerse parte en los procesos que por tales violaciones se adelanten contra los medios“.
Frente a la claridad de esa ley es que pregunto: ¿dónde están los defensores de familia del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF?
Los periodistas violan los derechos de los niños. Y los directivos del ICBF sólo dan declaraciones cínicas, sin actuar realmente en la garantía de los derechos de la infancia. Hay que actuar, pues no hacerlo, como ocurre sempiternamente es prevaricato por omisión. Y ¿la Procuradora? Buscando maquillados.
Conclusión. Insisto. El derecho a la intimidad de los niños es inviolable. Y si lo dudan les recuerdo el inciso 4to del artículo 42 constitucional: “la honra, la dignidad y la intimidad de la familia son inviolables“.
La próxima: el presidente tiene razón.