“Un periodista de los 80” en Barranquilla de esa década. Jóvenes indagan historias de crímenes en “City Lover”

Gaspar Hernández Caamaño

Al despertar en la aurora de marzo, me topé en el WhatsApp con el siguiente mensaje, que compartió un amigo transnochador: “¿Alguien conoce un periodista de los 80 en Barranquilla, llamado Gaspar Hernández?“. El autor del trino se identifica como mono, quien, según el amigo, es diseñador gráfico. Al leerlo sólo me quedo la inquietud, pues no uso redes sociales y no conocía a mono, vocablo que pronuncio con frecuencia para saludar al vecindario del puerto que habito para leer, escribir, cocinar y amar a mis nietos.

A mono le respondió Jimmi, un colega de los medios, así: “de los 80, de los 90, de los 2000. hasta hace unos años tuvo una columna en “Al-Día” titulada: mejor hablar de amor“. Sé disipó la incógnita. Era yo, Maestro, a quién buscaba Mono. Entonces, decidí compartir el mensaje con mis hijos Chucho y Oona y amistades cercanas. Una advirtió: “¡Cuidado! Hay mucha inseguridad en Barranquilla“. Cierto. Tranquilo volví a dormirme en esa cama alta, cómoda y solitaria de voces literarias.

A la mañana siguiente, soleada y fría por los alisios del puerto, los hijos me informaron que mono es, efectivamente, un diseñador gráfico que tuvo un almacén llamado: “todo mono“, ubicado en los alrededores del Country Club al que la pandemia acabó. Además, que promovía desde tiempo atrás un recorrido nocturno por la ciudad denominado “City Lover”, sobre relatos de historias periodísticas y de esquinas sobre crímenes en Barranquilla, entre otras temáticas citadinas. Vía Twitter se comunicaron con Mono y le dieron el contacto del WhatsApp. Develado el misterio.

Mono llamó. Es Jhony Insignares, un joven creativo que, amén de difundir los colores y sabores de la Barranquilla de otros años, está investigando la historia judicial de la ciudad, ayer remanso de paz, para divulgar, en caminatas, a una juventud interesada de aventuras reales, más allá de las que viven en las redes sociales. La llamada fue para invitarme a participar en el #CityLover sobre crímenes, en una caminata bajo la luna por las cuadras de la plaza de la paz, desde la terraza de La Catedral Metropolitana “María Reina” hasta los sardineles del edificio del Banco de la República, en la avenida Murillo. Obvio acepté. Aún vivo del asombro. No lo he perdido.

¿La razón de la invitación? Es que Jhony al indagar en la hemeroteca de la Biblioteca Piloto “Luis Eduardo Nieto Arteta”, que funciona en el renovado edificio de La

Aduana, frente a Barlovento, se encontró con mis crónicas redactadas y publicadas, en

la década de los 80s, en páginas enteras, del difunto Diario del Caribe, cuya sede quedaba en las entrañas del Barrio Abajo.

Jhony Insignares ‘Mono’ y Gaspar Hernández, en La Plaza De La paz, Barranquilla, Atlántico. Foto: Cortesía.
‘Mono’ y Gaspar Hernández, listo para contar historias a los jóvenes, en la Plaza de La Paz, Barranquilla, Atlántico. Foto: Cortesía

Definitivamente, estamos vivos. Para contar el cuento, como dice mi hijo. ¡Gracias Barranquilla!, seguimos siendo periodista de los 80, de los 90 y de los 2.000. Con buenos recuerdos en los colegas de los oficios: reportería y abogacía. la vida es el carnaval de los recuerdos. ¡Soy memoria viva!

Gaspar Hernández, contando crónica roja a los jóvenes del #CityLover Foto: Cortesía
Final de la charla dada por Gaspar Hernández, con los jóvenes del #CityLover en la Plaza de La Paz, en Barranquilla, Atlántico.

Crónicas sobre hechos de sangre como: el triple crimen del lunes de carnaval de las damas Kaled, el parricidio de Juanito senior en el barrio golf, el asesinato en pudines Violy de Jacqueline caballero, el infanticidio de la doméstica Adalgy Padilla en Villatarel, el asesinato de su esposo por elena rebaje en san roque al que sepultó en el patio, el uxoricida que lanzó el cadáver de su mujer del puente Pumarejo, las muertes en plena verbena “nido de amor” en la cordialidad en el bosque, el bus de pasajeros que cayó al río magdalena, el atentado a machete en salgar a un “Verano De La Rosa”, los feminicidios en carnavales, los suicidas del centro cívico y otros.

En esos tiempos del siglo pasado, la crónica roja en los diarios El Heraldo y La Libertad estuvo a cargo de los difuntos colegas Ernesto MaCausland Sojo y Raúl Mestre Jurado (descansen en paz). Tales historias fueron muy leídas para la época en que Barranquilla seguía a espaldas del Magdalena y respiraba aíre bucólico. Esos crímenes y sucesos de policía hicieron decir al también difunto Julio Roca Baena, mi jefe en Diario del Caribe, que: “Truman Capote y Norman Mailler estaban desembarcando en Barranquilla para escribir estas novelas realidad“. Pura ficción periodística conserva la memoria.

A Barranquilla no llegaron ni Capote ni Mailler. Pero Alberto Duque López(qepd) escribió la novela “El pez en el espejo” y a Mauricio Vargas Linares, le otorgaron el Premio Nacional de Periodismo “Simón  Bolívar” por un relato titulado: “Yo maté a las Kaled“, una adaptación periodística de la “confesión” que le montaron al acusado, un estudiante de Medicina en Uninorte, en las instalaciones del F-2 de la policía, donde lo tuvieron detenido por unos días, luego que se entregará, como sospechoso, en Medellín a donde se había ido durante los Carnavales. 

Aceptada la invitación; asistí, acompañado por mi hijo menor, a la caminata en La Plaza de la Paz, con la asistencia de jóvenes interesados en conocer de esas “historias negras”, ¡Caballero! Oportunidad en que Jhony y yo narramos detalles, tanto de prensa como procesales, de crímenes como: El de las Kaled, Juanito y la muerte en Violy. Otros quedaron en el tintero. Pero los relatos, acompañados por las luces del “Idus de Marzo”, siempre mantuvieron la atención de los caminantes, algunos preguntaron si no hay un libro de esas crónicas o una película del crimen de Juanito. Esa noche narramos solo con los apuntes de la memoria viva de una Barranquilla lejana. cuarenta años han transcurrido de aquella aventura de cronista.

Concluida la jornada, Jhonny publicó este trino: “Gracias a las redes!.. Hoy Gaspar se fue de #CityLover conmigo! ¡valiosa toda la historia y memoria judicial de este señor!“. E inmediato un seguidor le escribió: “oye que grato ver al Dr. Gaspar! hemos sido muchos sus estudiantes, hizo parte de nuestra formación como abogados“.

Definitivamente, estamos vivos. Para contar el cuento, como dice mi hijo. ¡Gracias Barranquilla!, seguimos siendo periodista de los 80, de los 90 y de los 2.000. Con buenos recuerdos en los colegas de los oficios: reportería y abogacía. la vida es el carnaval de los recuerdos. ¡Soy memoria viva!

La próxima: la novela y la democracia.

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